Experiencias que tengan al ciudadano en la mira para brindarle toda la atención, es la clave del éxito.
¿Te imaginas pasar por una calle interactiva, en que el celular reciba notificaciones vía bluetooth del menú del día de los restaurantes más cercanos, así como las promociones, alertas turísticas, sugerencias de descuentos, horarios de autobuses en los puntos de espera?
Esa experiencia ya existe y está siendo probada. Ésta es una de las posibilidades de implantación de tecnología en el espacio urbano que mejorará cada día la experiencia de los ciudadanos y facilitará sus tareas diarias, inclusive aumentando la percepción de formar parte de ese espacio, interactuando mejor con la ciudad en la que vive.
Serán muchas las inversiones para los próximos años con el fin de ayudar a reducir el tamaño del Estado y mejorar el servicio al ciudadano, convirtiendo a las ciudades no solamente inteligentes, sino también más eficientes.
De acuerdo con el levantamiento del IDC, los gastos con las tecnologías en las ciudades deben alcanzar US $135 billones para el 2021, ante los US $80 billones invertidos durante el 2016.
Tendencias para el sector en el 2019
Enfoque en el ciudadano: una de las previsiones en que la mayoría de los especialistas y estudiosos sobre Ciudades Inteligentes concuerdan es que, a partir de este año todas las tecnologías de implantación serán enfocadas en el ser humano.
La Smart City no es sólo la más conectada, sino que consigue tener al ciudadano como centro del plan y adaptar su estrategia tecnológica a lo largo del tiempo para la prestación de servicios y ganancias en aspectos ambientales, financieros y sociales.
Por ejemplo, un estudio de la IBM destacó que, en un gobierno digital, en que la información se encuentra disponible y los servicios automatizados, el costo de atención a un ciudadano por un órgano público es de 0.34 dólares, en cuanto que la atención presencial cuesta cerca de 14 dólares. Por teléfono, cuesta 7 dólares. Es una diferencia enorme en que la tecnología tiene el papel para su modificación.
La llegada del 5G: es otra fuerte tendencia para este año y que traerá cambios significativos a las Ciudades Inteligentes. Las nuevas redes sin cable prometen velocidades más rápidas con menos consumo de energía, posibilitando definitivamente la consolidación del IoT.
Presión de la generación millennial: otro punto a destacar será la fidelidad de la población, exigiendo la digitalización de las ciudades. La generación millennial cambió la forma en cómo las personas consumían y van a interferir también en la forma cómo las ciudades se relacionan con sus habitantes.
Aumento en el uso de la Inteligencia Artificial: con el paso de los años, los dispositivos instalados ya han capturado muchos datos, almacenado y analizado, ofreciendo una gran gama de indicadores que podrán ser utilizados para el entrenamiento de la AI.
Por ejemplo, un radar de velocidad además de contabilizar multas para vehículos que infringen las reglas, puede servir como un sensor que cuenta la cantidad de carros que pasan por minuto, informar sobre los horarios pico y quién sabe, reprogramar los semáforos más próximos, de forma automática para que el flujo sea mejorado poco a poco.
Concluyendo, son muchas las posibilidades para que las tecnologías sean empleadas en las ciudades, pero si no fuesen efectivamente para atender las demandas de los ciudadanos, de nada sirve su implantación.
Otra cuestión es el hecho de que los propios ciudadanos sentirán la necesidad de la atención digital, presionando a los gobiernos para que encuentren soluciones más eficientes.